viernes, 27 de marzo de 2009

La sonrisa de siempre





Recuerdo que aquel día desperté creyendo haverte visto por algún rincón de mi habitación. Como si en algún momento tú destino me hubiera chivado que te queria alejar, y bien lejos. Apenas quería escuchar el sonido de el sol cochando con la mañana fría que me esperaba ahí fuera. Me preparé un ochenta por ciento mi discurso, por si algún día te decidias a volver. No preguntés por el otro veinte por ciento, lo guardé bajo llave y sellado con un código del que no quería acordarme. Lo siento, necesitaba dejar guardado "algo" por si no te volvía a ver. Estuvistes en mi mente, anochecer tras anochecer durante toda una "época", y si le digo época, es por que supuestamente se acercaban esos años, llamados "la mejor etapa de tu vida". Desde entonces, cuantas veces habré imaginado tocarte, sentir tu mano sobre mi suave piel. Fué cuando empeze una colección de jarrones llenos de lágrimas de aquellas, de cuando pasava por tu piso, aquel tan alto y que tanto me punzaba, aqui, en el pecho izquierdo, cada vez que levantaba la mirada. Las primeras madrugadas estaván llenas de despertarés de esos con tú voz, como antes, cuando no dudabas ni un solo segundo en buscar mi nombre. Cada sueño, erá un recuerdo. De esos de cuando erá pequeña y aprendía de ti, y te queria aun más. Siempre hubo un "por qué" admirarte tanto. . ¿La verdad? creí volverme loca. Pero en realidad, lo que más me impacto fué un día siete de frebrero. Volví a soñar contigo, como entonces.
Recuerdo que aún no lo había pensado, cuando te pregunte a toda prisa (como si el tiempo se agotará muy rápido) y con mi voz aquella, la de hace tres años, si no tenías miedo a volver. Contestastes un no, sonriendo.
¿Y sabes que?
La sonrisa de siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario